Filtro de partículas Diesel: todas las preguntas y respuestas
Lee esto si vas a comprar un coche con motor Diesel… o puedes pagarlo caro. Puede no ser el coche que más te interesa: la culpa es del filtro de partículas.
Antes de contarte toda la información que está generando el filtro de partículas Diesel, conviene mirar a la historia más reciente. Hace unos años, la moda era comprarse un coche Diesel. Al fin y al cabo, sus motores ya no sonaban como antes o sus vibraciones se habían minimizado. También se había acabado el tiempo en que los Diesel eran considerados "percherones" de prestaciones poco brillantes, a los que les costaba un mundo subir de régimen de giro y ya podían correr como los mejores coches con motores de gasolina… incluso había coches, y no pocos, con prestaciones de deportivo. Aunque el gancho definitivo era que, por unos euros más de lo que podía costar el mismo coche con motor de gasolina de potencia parecida, el Diesel gasta mucho menos (además de estar más barato que la gasolina). Además, no sólo llenar el depósito salía más económico, sino que podías permitirte el lujo de ir a la gasolinera con menos frecuencia.
Sin embargo, los tiempos han cambiado. Y sí, ya hay modelos con motores de gasolina , híbridos incluidos, que gastan poco o poquísimo, incluso hay una legión de tricilíndricos que ya no se quedan sólo en los coches para la ciudad y que, además de consumir poco, no resultan ásperos. Por si lo anterior no fuera suficiente, el turbocompresor que antes era exclusivo de los Diesel —de todos los Diesel— o de versiones deportivas hoy está presente incluso en humildes motores de pequeños utilitarios, de modo que la prestación y, sobre todo, cuando toca moverse con el motor a pocas vueltas, ha ganado mucho frente a los motores atmosféricos. Y, por si todo lo anterior no fuera suficiente, el litro de gasolina sale prácticamente al precio del de uno de gasóleo. Además, de que un coche de gasolina sigue siendo más barato en el momento de la compra —y, por supuesto, también en otros aspectos como el seguro— que su equivalente en Diesel: en algunos casos, hasta con diferencias no siempre amortizables a base de hacer kilómetros y kilómetros.
Pero, aunque todo lo anterior puede ser importante, hay una razón por la que deberías pensar muy en serio comprarte un Diesel en lugar de un coche con motor de gasolina: tiene un elemento que puede darte muchos quebraderos de cabeza en forma de gastos de mantenimiento muy costosos.
Se trata del filtro de partículas, un elemento «invisible» que, aparentemente, aporta poco al coche que lo tiene: no contribuye ni en el confort, ni en la prestación o agrado de conducción, no hace que el coche gaste menos, no se ve y no se nota… hasta que se estropea. Entonces sale muy caro: piensa que, en algunos casos, sustituirlo supone casi el 10 por ciento de lo que cuesta el propio coche, que es lo que ocurre con los Diesel más económicos.
¿Por qué fallan los filtros de partículas?
El problema puede surgir cuando el autodiagnóstico del sistema confirma que no se ha realizado la quema de partículas. Esta situación se presenta a aquellos conductores que, habitualmente, circulan con su coche Diesel con poca carga en el motor y regímenes bajos. Más aún si se combina esta situación con arranques en frío y frecuentes paradas: el perfil, en definitiva, de una conducción en ciudad con trayectos cortos. En estos casos, el filtro de partículas puede, una vez cerca de saturarse de partículas, no ser capaz de originar esa regeneración que automáticamente puede producirse en otras circunstancias. Entonces, se obstruye y comienzan los problemas: el motor se sitúa en modo fallo, no suele pasar de las 2.000 rpm y la velocidad máxima queda limitada a unos 100 km/h.
Pero, ¿para qué sirve el filtro de partículas que llevan los Diesel?
Los constructores de coches están obligados por la normativa de emisiones contaminantes a que sus coches incorporen un elemento en el escape que retenga las partículas sólidas generadas por el motor para que no salga al exterior. Están compuestas de carbono, depósitos procedentes del lubricante…
Este colador (el filtro de partículas puede definirse como tal) ayuda a que los Diesel actuales no sobrepasen 0,005 g/km, es decir, casi cero. El caso es que, desde 2011, todos los coches que se venden como nuevos deben llevar este elemento que impide que las partículas salgan a la atmósfera, ya que son nocivas para la salud de quienes las respiran, además de contribuir al efecto invernadero.
Su presencia no sólo es un elemento que contribuye a incrementar el precio del coche, sino que además puede averiarse y hacer crecer los costes de mantenimiento. Por eso es clave saber elegir si necesitamos o no un coche Diesel que, indefectiblemente, hoy lo montará o, si nos decidimos por esa opción, cómo conducirlo para que el filtro de partículas dure en buen estado el mayor tiempo posible.
¿Cómo funciona el filtro de partículas?
Un filtro de partículas está conformado por celdas de elementos porosos de carburo de silicio, impregnado de platino y paladio. Estas celdillas dejan pasar los gases de escape que, obviamente, han sido o pueden ser tratados también por otros elementos del escape del coche (catalizador, trampa de NOx o catalizador de reducción selectiva SCR), pero no a las partículas.
Éstas van almacenándose en el filtro y dos sensores de presión, uno a la entrada y otro a la salida de éste, son los que determinan en qué momento está cercano a llenarse de ellas.
Cuando el calculador que tutela el filtro recibe esa información, procede a incrementar la temperatura de los gases emitidos por el motor —incluso con una inyección extra de combustible, como en el caso de los D-4D de Toyota o los 1.5 dCi de Renault-Nissan— y quemarlos, pudiéndose así eliminar parte de los residuos de esa oxidación el tubo de escape. Obviamente, no todos, y esa es la razón por la que el filtro de partículas, aunque siempre funcione adecuadamente, tiene una vida finita: habrá un punto en el que cada vez procese menos partículas e, incluso, que no pueda ya hacerlo porque está lleno.
¿Cuánto duran los filtros de partículas?
Esa es una pregunta a la que resulta difícil dar una respuesta precisa, pero no menos de 60.000 km; aunque lo normal sería hablar del doble de kilómetros, unos 120.000 km; y, en algunos casos, hasta cuatro veces más: 250.000 km confirma Fiat en algunos de sus modelos.
La cuestión es que para conseguir que llegue a ser tan longevo es necesario que se den algunas condiciones en este laboratorio químico situado en el escape. Por ejemplo, hace falta circular, de vez en cuando, por vías rápidas. Así es más fácil que se alcancen temperaturas de los gases de escape en torno a los 600ºC: esa es la razón por la que los fabricantes tratan de que los filtros estén lo más cerca posible del motor, para aprovechar que, a su salida, los gases de escape es cuando están más calientes.
Hay filtro de partículas que, no obstante, es necesario situar más lejos del motor y, en algunos casos, los fabricantes recurren a filtros que usan aditivos para facilitar la quema de las partículas atrapadas. Estos aditivos reducen la temperatura necesaria a unos 500ºC y la regeneración puede hacerse con más frecuencia: por ejemplo, Volkswagen informa de que en vez de cada 1.000-1.200 km; lo hacen cada 500-600 km. Obviamente, esa operación pasa desapercibida para el conductor.
¿Cómo se arregla la avería de un filtro de partículas?
En estas circunstancias, lo deseable es, siguiendo las instrucciones que suelen figurar en las instrucciones del coche, salir a carretera para que el filtro pueda alcanzar la temperatura óptima de quemado de las partículas. La regeneración suele exigir altas revoluciones (por encima de las 3.000 rpm) y velocidad constante durante un tiempo, por lo general, unos 15 minutos.
Si no pudiéramos hacer ese uso al coche o incluso ni así la regeneración del filtro no se produzca, nos encontramos con que las indicaciones del cuadro de instrumento insistirían en que visitemos el taller, bien para que allí fuercen una regeneración y, si no es posible, reparar el filtro o sustituirlo.
Antes de hacerlo, en algunos casos puede servir aditivar el combustible que facilite el quemado de las partículas. Usando estos líquidos con componentes orgánicos-metálicos que pueden encontrarse en estaciones de servicio o tiendas de repuestos (cuestan entre 15 y 20 euros), es posible reducir la temperatura necesaria para facilitar la regeneración del filtro.
¿Cuánto cuestan las reparaciones del filtro de partículas Diesel?
No obstante, también puede que eso no sea suficiente, como tampoco la regeneración forzada en taller: una operación relativamente económica que cuesta entre 100 y 200 euros. De ser así, entonces el primer objetivo sería la limpieza o su reparación.
La limpieza se puede hacer de diversas maneras. Una de las más comunes es mediante un equipo de limpieza por ultrasonidos, que trabaja con la inmersión de la pieza en agua y el uso de elementos químicos detergentes, de modo que se produce la limpieza una vez que se pone en marcha el transductor de ultrasonidos que genera vibraciones que limpian el interior. Es posible hacer esta operación por unos 200 euros.
Otra forma pasa por limpiarlos sin desmontarlos, disolviendo la suciedad con un detergente específico, una operación que se resuelve en apenas una hora.
En algunos casos, también se puede reparar el filtro, pero manteniendo la carcasa. En este caso lo que se hace es sustituir las celdillas internas. Puede costar algo más del doble que la primera operación, unos 500 euros; pero garantiza tener el filtro como si estuviera nuevo.
Por supuesto, también puede sustituirse éste por entero, situación que, dependiendo del fabricante, puede costar, no menos de 1.000-1.500 euros (algo menos si no se trata del original) y, en alguno casos, hasta mucho más del doble: hasta más de 3.000 euros.
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