Coches para el recuerdo: Audi Coupé GT vs VW Scirocco GTS
En los ochenta, la apertura de las importaciones de coches hizo que aumentasen las opciones de compra… incluso dentro de un mismo concesionario. Ocurrió con los Audi Coupé GT y VW Scirocco. ¡Vaya duelo!
Corría 1983 y avanzaba la relación entre Seat y Volkswagen. Aquel año se comenzaron a montar en Barcelona los primeros VW Passat, mientras que los concesionarios Seat ya habían iniciado desde el 2 de enero la venta de los Audi y Volkswagen de importación.
En aquel tiempo, Audi vivía momentos de gloria deportiva y comercial. Por un lado, su novedosa berlina Audi 100 acababa de recibir el título de Coche del Año en Europa, gracias a su cuidada terminación y a la aerodinámica de su carrocería (Cx de 0,30). Y por el otro, la victoria absoluta del Audi Quattro en el Campeonato del Mundo de Rallyes de 1982 influíría en años sucesivos para que el resto de coches del Mundial fuesen de tracción total.
En este contexto, la presencia de modelos Audi en la extensa red de concesionarios Seat ayudó a que el público tuviese mejor conocimiento de la marca. Asimismo, la bajada de los aranceles iba convirtiendo en más accesibles los coches procedentes de otros países. Siendo aún de precio superior a los turismos de producción nacional, aumentaron las ganas de comprar modelos foráneos, por la posibilidad real de hacerlo y por el deseo de acceder a vehículos de mayor empaque que los de fabricación española.
Llega el Audi Coupé
Un gran ejemplo de ello fue el Audi Coupé, que se presentó en septiembre de 1980 como una variante sencilla del revolucionario Audi Quattro. Dotado de transmisión al eje delantero, el primitivo Coupé se ofrecía en versiones con motores de cuatro o cinco cilindros en línea, con la ventaja de que sus precios se quedaban en menos de la mitad del Quattro. Ya en 1984, el Audi Coupé fue objeto de una remodelación estética, que afectó a carrocería y diseño interior. La unidad de color rojo que mostramos está importada y matriculada en abril del año siguiente. La compró un médico burgalés, que abonó en torno a 3.100.000 pesetas. Semejante cantidad triplicaba lo que costaba un Seat Ronda Crono y duplicaba el precio de un Opel Kadett 1.6 SR, también de importación, pero a cambio el Audi ofrecía un elevado confort de marcha y unas prestaciones superiores.
Salido de la mesa de diseño de Giorgetto Giugiaro, el estilo rectilíneo del Audi Coupé responde a los patrones de la época, aunque algo suavizados con los trazos del frontal reformado en 1984. Gracias a sus formas, en el habitáculo hay amplitud para cuatro jugadores de baloncesto. El sacrificado, sin embargo, es el maletero, cuya tapa se abre desde el puesto de conducción pero que —en pro de la rigidez estructural— no se puede ampliar. Quien mida más de 1,75 metros se encontrará a gusto en el puesto de conducción, donde la sensación general es de estar a bordo de una confortable berlina… excepto al constatar en el retrovisor la escasa visibilidad trasera.
Al arrancar, sobresale la finura del motor cinco cilindros, de 2.236 cm3 y 136 CV de potencia de este Audi Coupé, que apenas se oye. Ya en marcha, la servodirección facilita las maniobras a paso lento y relajado en vías rápidas, dejando que la musicalidad del motor se convierta en la protagonista. Y no sólo eso, sino su empuje, más bravo de lo esperado gracias al peso en vacío de sólo 1.060 kg. No en vano, es fácil pasarse sin querer los límites vigentes, por el silencio de la mecánica y el aislamiento sonoro. De otra manera, en zonas viradas sale a relucir el carácter de coupé confortable de este Audi Coupé GT. Con el propulsor longitudinal colgado delante del eje, este tracción delantera toma balanceo en las curvas y tiende a subvirar.
Llega el VW Scirocco GTS
Por su parte, el Volkswagen Scirocco GTS de las imágenes está matriculado en abril de 1983. Es por tanto uno de los primeros ejemplares distribuidos a través también de la red Seat y, de hecho, su tarjeta de Industria está fechada el 4 de enero de 1983.
Corresponde a la segunda serie del modelo, cuya venta se inició en mayo de 1981 y que en Volkswagen se conoce por el código interno 53B. A diferencia de la primera serie, que fue diseñada por Giugiaro, el nuevo VW Scirocco fue creado en Wolfsburg, donde supieron darle un aire innovador con el capó en cuña y mayor superficie acristalada. Y en contraste con el superventas Golf, la función del Scirocco era satisfacer a los que deseaban un coupé de talante deportivo, a cambio de perder el enfoque polivalente de su compañero de gama.
Con respecto a su predecesor, esta serie del VW Scirocco tenía una carrocería 165 mm más larga y era 30 mm más bajito, características ambas que mejoraban la aerodinámica y rebajaban su centro de gravedad. Asimismo, el nuevo Scirocco se fabricaba en la factoría Karmann de Osnabrück, donde se le aplicaba un esmerado tratamiento anticorrosivo. Además, la nueva gama tenía un equipamiento bastante más completo, que incluía en opción o de serie accesorios como aire acondicionado, elevalunas eléctricos, llantas de aleación, techo corredizo o tapicería de cuero.
En la primavera de 1983, la versión VW Scirocco GTS era la única que se ofrecía en los concesionarios Seat. Su precio, de 1.708.000 pesetas, era coherente, pero la posibilidad de comprar un Golf GTi por sólo 8.000 pesetas más hacía que pocas personas se interesasen en él. Y es que además la competencia poseía alternativas más sugerentes y a menor precio, como el Ford Escort XR3i (1.527.000 pesetas) o un Renault Fuego GTX (1.582.000 pesetas).
De frontal sencillo, en el que destaca el limpiaparabrisas monobrazo, la vista lateral del VW Scirocco es más llamativa por el dinámico perfil de la carrocería y la grafía inferior GTS, a la moda del momento. Al observarlo desde atrás se ve la personalidad el alerón, casi un palmo por encima de la base de la luneta, la leyenda Scirocco y los grupos ópticos tan horizontales.
Hay que estar ágil para agacharse y sentarse ante el volante. Pero una vez ajustado el asiento, cada mando parece estar en el lugar idóneo dentro de un puesto de conducción funcional, sin más detalles llamativos que el pomo del cambio en forma de pelota de golf y el volante con cuatro círculos centrales, encargados cualquiera de ellos de accionar el claxon.
La dirección requiere músculos al girarla en parado, pero en cuanto estamos en movimiento se vuelve precisa e informa de lo que pasa. Según aceleramos y vamos cambiando de marchas, la ligereza de peso (855 kg) se convierte en una aliada a la hora de acelerar en las tres primeras marchas. Una vez en carretera, la carrocería apenas se inclina y el bajo centro de gravedad aporta un comportamiento soberbio. Escasamente subvirador, el VW Scirocco es más eficaz en curva que los Golf de las dos primeras series, que para eso posee una carrocería más baja.
Por otra parte, el más humilde motor de 4 cilindros, 1.588 cm3 y 85 CV de potencia tiene una respuesta progresiva y sube de vueltas con alegría. Recuerdo de aquel tiempo su caja de cambios 4+E, con una quinta larga (35,62 km/h a 1.000 rpm) concebida para que el consumo fuese reducido a velocidades constantes. Por este motivo, la velocidad máxima se logra en 4ª, con el motor por encima de 6.100 vueltas. Además, en el tablero hay un económetro encargado de dos funciones: una luz amarilla que se enciende para avisar al conductor del paso a la siguiente relación… si queremos gastar menos gasolina y una aguja que nos indica el consumo instantáneo cuanto se engrana la marcha E. «Puedes hacer 500 km con treinta y cinco litros», asegura su propietario, siempre que se eviten las ciudades y no se pase de 120 km/h. Desde luego, no está nada mal para un coupé treintañero de su cilindrada.
En definitiva, queda claro que ambos coupés iban destinados a una clientela distinta. Juvenil y deportiva la del Volkswagen Scirocco, más madura y deseosa de confort la del Audi Coupé. La clave estaba en que cada marca tuviese un modelo distinto para no andar compitiendo entre sí. ¿Con cuál te quedarías?
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