Coches para el recuerdo: BMW M3 (1985)
El primer BMW M3 pasará a la historia como uno de los mejores deportivos de todos los tiempos. Y además, bonito. Te contamos la historia de cómo nace un mito.
Con más de tres décadas a sus espaldas, la primera generación del BMW M3 supuso el inicio de una de las sagas más deseadas de la historia del automóvil, que en la actualidad se encuentra en su quinta generación. Ahora lo vemos como un precioso y preciado coche de colección, con sus características aletas ensanchadas y la parrilla de doble faro, pero en la época supuso toda una revolución.
En 1983 Mercedes había sacado al mercado su también mítico 190 2.3 16V, que utilizó como base para su coche de carreras. Tenía 185 caballos sacados de un cuatro cilindros con culata de 16 válvulas, en lugar de hacerlo sobre la base del seis cilindros en línea que tenían; motor “pequeño” más rápido. BMW se había quedado atrás. Su alternativa entonces, el 323i y su 6 cilindros de 150 CV, se quedaba corto en potencia y bastidor. BMW necesitaba algo mucho más serio para plantar cara a Mercedes tanto en la calle como en el circuito. Dicho y hecho.
El 12 de septiembre de 1985 presentó al mundo en el Salón de Fráncfort el que para mí pasará a la historia como uno de los mejores coches que se han creado: el M3 E30. Con él en BMW mataban dos pájaros de un tiro: primero batían a Mercedes con mejores argumentos comerciales, y segundo sentaban las bases para un coche de carreras, detalle que con el tiempo demostraría que fue todo un acierto.
Este primer BMW M3 nació con 200 CV, si bien en posteriores evoluciones llegaría a alcanzar los 238 caballos de la espectacular versión Sport Evolution. Inicialmente se pensó en fabricar 5.000 unidades, que eran las necesarias para homologarlo en Grupo A, pero visto el éxito y la demanda pronto se superó esta cifra llegando en total a las 17.970 unidades (786 de ellos cabrio, 501 de la versión Evolution y 600 del Sport Evolution).
Su precio en España en su lanzamiento fue de 6.896.500 pesetas (41.448,83 euros), con apenas 100.000 pesetas de diferencia con respecto a su rival de Mercedes; como dato curioso para ver la evolución de la economía, el precio del actual M3 de 431 caballos es de 89.950 euros (14.966.420 pesetas). El M3 E30 superaba con holgura los 200 km/h de velocidad punta y tardaba 27,1 segundos en hacer un kilómetro desde parado. Era una berlina con prestaciones de súper deportivo.
BMW M3: un matagigantes
Un detalle que mucha gente desconoce es que la base empleada para realizar el motor del M3 era la del motor de F1 de la época, con el que Nelson Piquet había ganado el campeonato del Mundo en 1983 a los mandos de su Brabham, lógicamente sin el turbo. Empleaba el mismo bloque de cuatro cilindros, pero con la culata de 16 válvulas heredada del 6 cilindros (compartían cilindrada unitaria). Así, su diseñador Paul Rosche, logró desarrollar este mítico motor en tan sólo dos semanas.
Cuando el BMW M3 salió al mercado yo tenía 14 años. En esa época seguía el Campeonato Alemán de Turismos (el mítico DTM) con la misma pasión con la que se puede seguir el Mundial de Rallyes o el Campeonato del Mundo de F1. El duelo entre Mercedes con su 190 y BMW con éste M3 hicieron que el DTM viviese su época dorada, a la que más tarde se sumaría Alfa Romeo. No es como ahora, que ves competir coches que poco se parecen a lo que te encuentras en la calle. Entonces el M3 de carreras era idéntico al coche de calle y ahí es donde reside parte del encanto de los coches de esta época. Recuerdo perfectamente un póster que saqué de una revista, no sé si Autopista o Automóvil, en el que salía un precioso M3 blanco decorado con los tres colores de M en Nürburgring con dos ruedas en el aire. De ahí que cada vez que veía uno en la calle me acercaba a contemplarlo como si fuese una obra de arte, y soñaba cono viajar al infierno verde a emular esa imagen.
BMW había convertido a una berlina deportiva en un coche que era capaz de batir en prestaciones a coches de marcas con mucho más pedigrí deportivo y con mayor imagen. Si en esa época tenías un Porsche tenías un coche espectacular, sí, pero si en mitad de un puerto de montaña se te acercaba un M3 por detrás, con sus cinco plazas y su “enorme” maletero, es posible que no pudieses llegar a seguirle. Esa era la magia del M3, que disponía de un potente motor que aun hoy sorprende por sus prestaciones, y de un bastidor que permitía sacar todo el potencial de su mecánica. En las pruebas de la época se alababa tanto su comportamiento como el motor, que se calificaban ambos como excelentes.
En esa época dijimos en Autopista como resumen final de la prueba: “Prácticamente no hay pegas que ponerle, pues incluso hasta los consumos son realmente moderados. Si hubiera algún factor a destacar, al margen de su mecánica y comportamiento, nos quedaríamos con su facilidad para lograr excelentes promedios”. Con motivo del 30 aniversario de su lanzamiento, tuve la oportunidad de subirme a una unidad en perfecto estado. Lo que más me sorprendió es que su comportamiento no se sentía viejo. Su velocidad de paso por curva más la quisieran muchos coches modernos, siendo los frenos o los ya popularizados elementos electrónicos de confort los únicos puntos que te recordaban que estabas en un coche con treinta años. Sin ser especialmente incómodo, disfrutaba de una suspensión firme y agradable, sin balanceos y transmitiendo una elevada sensación de seguridad. Pasará el tiempo y seguirá siendo precioso.
Datos técnicos: BMW M3 1985
Cilindrada: 2.302 cm3
Potencia: 200 CV
Largo x ancho x alto: 4,36 x 1,67 x 1,36 metros
Peso: 1.290 kg
Velocidad máxima: 230 km/h
0-100 km/h: 6,7 segundos
Consumo medio: 8,3 l/100 km
También te puede interesar:
BMW M3 30 Aniversario
BMW M3: los prototipos más raros
BMW M3 vs BMW i8