Simca 1000 Rallye

Cuando el Simca 1000 estaba ya en franca retirada, los hombres de Villaverde desarrollaron la versión tal vez más interesante de los Simca 1000 Rallye, con un motor de buena respuesta en todos los regímenes, peso contenido y excelente reparto de masas.

Es muy eficaz en los tramos revirados.

Aún brilla en rallyes de regularidad.

El excelente reparto de masas es su punto fuerte.

Los bacquets, en el equipamiento de serie.

En el paisaje automovilístico español de mediados de los años sesenta, la aparición del Simca 1000 a comienzos de 1966 fue recibida con optimismo. Poco a poco, había más modelos diferentes entre los que elegir, completando el gran boquete abierto entre el muy difundido Seat 600 y el ya lujoso Seat 1500.


Presentado en el Salón de París de 1961, de sus primeros años de producción francesa se importaron algunas unidades, pero cuando este utilitario empezó a tener amplia difusión en nuestro país fue a partir de 1966, con su fabricación bajo licencia por parte de Barreiros en su factoría de Villaverde (Madrid).
Hasta 1969, los Simca 1000 carecían de dirección de cremallera, incorporaban neumáticos diagonales y su comportamiento variaba cada dos por tres, según los técnicos de Barreiros optasen por elevar o rebajar la suspensión trasera. En cuanto a las prestaciones, el motor de 944 cc hacía lo que podía, en un nivel cercano al de los Seat 850 Normal y por debajo de los Renault 8 y Seat 850 Especial. Además, la salida en 1968 del Renault 8 TS dejaba en evidencia a los Simca, por entonces faltos de una versión deportiva provista de un motor con mayor cilindrada.
Hubo que esperar a 1970 para asistir al nacimiento del Simca 1000 GT, que gracias a la producción de los Simca 1200 hace viable la creación de un Simca 1000 más potente. Este modelo, bastante llamativo por fuera, utiliza el motor de 1.204 cc con un carburador monocuerpo y consigue 61 CV a 5.800 rpm. En comparación con el Renault 8 TS, el Simca lleva algo de ventaja en frenos, dirección y estabilidad, notándose la mayor cilindrada de su motor en las cifras de prestaciones. Sin embargo, su escaso rendimiento en la zona alta del cuentavueltas viene prefijado por una carburación poco generosa, que desaprovecha la capacidad de los motores Simca para alcanzar regímenes elevados.
Como el Simca 1000 GT no acababa de responder a las expectativas puestas en él, Chrysler España, que había tomado en 1970 las riendas de la antigua Barreiros, lanza a los pocos meses el Simca 1000 GT Rallye, ya con servofreno y un carburador de doble cuerpo que le permite alcanzar 74 CV SAE a 6.000 rpm. Por fin hay un Simca 1000 que corre de verdad, pero ahora la suspensión trasera va tan alta de origen que hace imposible rodar fuerte por carreteras retorcidas, salvo recortando los muelles traseros. Además, el sistema de refrigeración tiene dificultades para asimilar la mayor potencia. Visto el panorama, el 1000 GT Rallye desapareció del catálogo en 1972 y dejó en exclusiva al tranquilo Simca 1000 Special como única versión con motor 1200. Aun con todo, los Simca 1000 deportivos seguirían corriendo en rallies y circuitos, pero con el Simca 1200 como alternativa más razonable. En cambio, los Simca 1000 preparados continuaron en activo en las carreras en cuesta hasta bien entrados los años ochenta, aprovechando su ligereza, la batalla corta o las grandes posibilidades de su bastidor y mecánica.
Y así llegamos a septiembre de 1976, cuando los compactos tracción delantera (Seat 127 y 1200 Sport, Renault 5, inminente Ford Fiesta) iban arrinconando a los "todo atrás". Los Simca 1000 seguían en venta, aunque sus cifras de producción en Villaverde languidecían en torno a las siete mil unidades/año, y es en ese momento cuando se presenta nuestro protagonista. Disponible en llamativos tonos de carrocería (amarillo, verde o rojo) el Simca 1000 Rallye llegaba demasiado tarde, pero con buena parte de sus defectos convenientemente solucionados.

Para empezar, el radiador y la batería habían pasado a ir delante, con lo que el reparto de pesos a depósito lleno queda en un interesante 40/60, y han desaparecido los problemas de calentamiento. Además, las suspensiones de ambos ejes están rebajadas, y en el eje trasero es visible la caída negativa en ambas ruedas. Si a esto sumamos unas llantas con cinco pulgadas de anchura de garganta, unos amortiguadores duros y un peso en catálogo de 810 kg, ya tenemos el esquema básico del modelo, independientemente de su aspecto externo más o menos llamativo.